A todos nos ha pasado alguna vez: somos los más habladores del mundo y cuando nos toca escribir… no hay quien lea.
O nos quedamos sin palabras y la hoja sigue en blanco, o escribimos esos “tabacos” que nadie se espanta porque no hay modo.
¿Qué hacer cuando parece que no se puede?
Siempre es posible cambiar tu modo de escribir. Cuenta con eso.
Primero, por favor, seamos optimistas.
Nada de colgar los guantes y pensar que estamos perdidos. Que, como nos decían cuando éramos pequeños: a multiplicar se aprende multiplicando.
Entonces, para aprender a escribir como creemos que está bien, el primer paso siempre es creer que podemos. Ni te lo pongo en lista porque es obvio.
Sigamos adelante con las estrategias que te ayudarán a escribir más conectado a quién eres y a lo que quieres decir.

Hay muchas estrategias para salir del bloqueo clásico de quien escribe. Y algunas son estas. Imagen: Pexels
¿Cómo cambiar tu modo de escribir?
- Inventario de deseos: Después que salimos de ese miedo inmovilizador, toca hacer inventario de lo que tenemos y lo que falta para lo que necesitamos. Escribe una lista de los principales problemas que ves en tus textos. Pide ayuda si la necesitas. De otro lado de la cuartilla, toma nota de lo que quisieras conseguir en tus escritos. Puedes tener como referentes a algunas personas a las que quisieras parecerte en algún momento o simplemente escribir cómo te gustaría que se leyeran tus textos.
- La escaleta del éxito: Uno de los principales problemas que tenemos antes de escribir es que no definimos lo que queremos del texto que comenzamos. Ahí en ese punto es donde comienzan las divagaciones. Por eso te recomiendo que te hagas una escaleta (o pequeño esqueleto, si te sientes más cómodo con esta palabra) en la que definas los propósitos de tus líneas. Escribe lo que deseas conseguir, para quién lo escribes y cuáles son los puntos que no se te pueden olvidar.
- Empieza a ponerle “carnita”: Esta técnica funciona mucho para grandes escritores y la llaman el momento del relleno o de seguir armando ese muñeco enorme que son las grandes novelas que luego leemos. Yo desde siempre le he dicho el momento de ponerle la carne al esqueleto que acabas de trazar. Ahí es cuando comienzas a unir los puntos con alguna que otra historia, anécdota, dato curioso, y hasta chiste que mantenga la atención de quien te lee. Con esa sustancia entre hueso y hueso de tu esqueleto (manteniendo la metáfora), ya casi tienes tu texto listo. Y verás cómo comienza a cambiar tu modo de escribir.
- Unos rayos X que midan su salud: Es momento de activar el escáner. Hemingway le llamaba el detector de mierda y García Márquez invitaba a escribir más con la goma que con el lápiz. En resumen: que será como editar, pero sin una limpieza de estilo, sino de basura. Lee tu texto en alta voz: esa es la prueba que no falla. Cuando lo hagas, escúchate con atención para que sepas lo que nunca le dirías a alguien. Mide cada una de tus frases y despídete de la paja que no dice nada o lo dice como si no fueras tú mismo. Si queda corto, ni te preocupes. Lo bueno, si es breve… ya sabes…
- Usa las fórmulas: En otro post hablamos sobre algunas de las fórmulas más usadas en el mundo del copywriting. Para que nunca te sientas desprotegido cuando andas en medio de una urgencia de escritura. Por ahora, te recomiendo que apeles a esa que aprendimos desde los primeros años de nuestras vidas: introducción, nudo y desenlace. Escribe las tres oraciones que definen esos momentos de tu texto y guíate por ese comienzo. La verdad es que siempre es posible hablar con muy pocas palabras, pero bueno, insistimos en ponerle de más. Y así ha surgido hasta el Quijote (¿quiénes somos para andar cuestionando esos clásicos?). Así que, para retomar el control y el ritmo de tus textos, lo que toca es volver a la raíz de todo. Trabaja a partir de esas tres oraciones de resumen y construye lo que le falte a tu texto sobre esas raíces.
Te doy unos días de práctica. Cuéntame luego cómo te fue con estas estrategias que siempre uso cuando hay bloqueo total y dime si sientes que ya lograste cambiar tu modo de esccribir.
De la inspiración también hemos hablado.
Y aunque es material aparte, sal a pasear un poco antes de aplicar estas técnicas para que todo se ponga en orden en esa cabeza llena de ideas. Ya veremos cómo va todo después.